de "Quien habla no esta muerto"
PREGUNTARSE, CADA TANTO Qué hacer del viejo yo lírico, errático estímulo, al ir avecinándonos a la fase de los silencios, la de no desear ya doblegarnos animosamente ante cada impresión que hierve, y en fuerza de su hervir reclama exaltación, su canto. Cómo, para entonces, persuadirlo a que reconozca nuestra apatía, convertidas en reminiscencias de oficios inútiles sus constantes más íntimas, sustitutivas de la acción, sentimiento, la fe; su desafío a que conjoremos nuestras nadas con signos sonoros que por los oídos andan sin dueños, como rodando, disponibles y expectantes, ignorantes de sus pautas de significados, de dónde obtenerlas: y su persistencia, insaciable, para adherírsenos, un yo instalado en otro yo, vigilando por encima de nuestro hombro qué garabateamos; y su prédica de que mediante él hagamos florecer tanto melodía cuanto gozosa emulación de la única escritura nunca rebecha por nadie, la de Aquel que escribió en la arena, ganada por el viento, embrujante poesía de lo eternamente indescifrable. Preguntárnoslo, toda vez que nos encerremos en la expresión idiota del que no atina a consolarse de la infructuosidad de la poesía como vehiculo de seducción, corrupción, y cada vez que se nos recuerde que el verdadero hacedor de poemas execra la poesía, que el auténtico realizador de cualquier cosa detesta esa cosa. (1975) |
libros antiguos y modernos - raros y agotados - primeras ediciones - ejemplares firmados -
viernes, 23 de noviembre de 2012
Alberto Girri: Quien habla no está muerto (primera edición, Sudamericana, 1975) $100
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