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Como otros críticos franceses, Michel Cournot (1922-2007), llegó también a la realización, como director y guionista de "Les Gauloises bleues" (El azul de Gauloises). El reportaje siguiente, del cual se extrae un corto fragmento, tomado de la revista francesa "Realités", fue traducido por Hernando Harb y publicado en el nº 3 de la revista "Cine & Medios" (Buenos Aires, verano de 1970).
(...)
Expresar una película con palabras implica sin embargo un trabajo creador, que será mayor cuando menores sean las equivalencias existentes entre imagen y palabra, porque será necesario retornar al principio y construir.
Sin embargo creo que la labor del crítico no es esencialmente creación, en la medida que es muy precaria. Para mí crear es estar previamente libre. En cambio esta libertad no se da como crítico. A mí me parece imposible referirme a un estreno cinematográfico la semana en que se convocaba al pueblo a un referéndum, por ejemplo. Yo no pude escribir sobre "¡Peligro! Línea 7000" de Hawks la semana del bombardeo de Hayfong, como si no hubiera existido para mí tal hecho dramático. Como ve no se trata de un trabajo íntegramente creador porque no se es totalmente libre. Se depende de los acontecimientos políticos, culturales, mundiales de la semana. De éstos depende que se edite el diario o que se publique un artículo. Es un trabajo bastante sórdido, incierto, arriesgado, muy difícil también. La creación es escribir "Los cantos de Maldoror" sin tener que buscar o conocer lo que acontece en la cabeza del prójimo, para partir de sus pensamientos con el fin de hacerlo comulgar por medio de la escritura elegida. Todo es una cocina inmunda...
Es periodismo...
Periodismo o cocina inmunda, pero algo maravilloso. Hoy me doy cuenta de esto. Lo sabía antes, interiormente. Pero lo comprendí objetivamente al releer unos artículos míos publicados en 1966 en "Le Nouvel Observateur". Se habían tornado ilegibles por completo, al menos para mí. Tenían exageraciones, frases pretenciosas, eran desordenados, de una estupidez increíble. Considero que el ritmo interior de una crítica (el que transmitirá a la postre) debe tener cierta vulgaridad. Mire qué paradoja, a veces he mentido en algunos detalles, a propósito de tocar al lector, que es lo que cuenta. Si se prende bien, si se engancha, también ha resultado informativo. Pero si es informativo únicamente, el artículo está arruinado, la película en sí está ausente. Para hacer algo bien, el periodista sacrificado debe de ser en un comienzo exagerado, payasesco, maleducado, grotesco también, abusivo, y hasta pretencioso...
Sus artículos eran muy elaborados...
¡No! Actuaba instintivamente. No eran calculados ni por un segundo. Los escribía luego de haber visto una película varias veces. Muchas veces, muchísimas. Convivía con un film sabedor de que me encontraba en un período de incubación, de intimidad total. Al final escribía sin corregir ni una palabra. Como surgía con el correr de la máquina. Sin leer... Así fue como filmé "Les Gauloises bleues".
Dejemos el periodismo, volvamos al cine...
Pero el cine admite que una historia pueda contarse de muchas maneras. El tiempo elegido puede ser el que a un realizador le agrade...
Hay algo tenebroso cuando una película gusta realmente al público. Porque el único vínculo existente entre el espectador y la imagen/sonido es el de un señor sentado en un sillón que se entretiene. No hay otra influencia sobre él. Deja que se deslice el tiempo...
¿Y eso no es importante?
Si el público deja transcurrir su tiempo así, después de la proyección no quedará nada del film. Sale de la sala y adiós. Esto ocurre hasta con películas de un maestro como es Hitchcock. El cine de verdad, una película auténtica, es un medio de intoxicación intenso. La intoxicación comienza cuando la proyección ha finalizado. Uno deberá sentirse dominado por una fiebre, como un enfermo.
¿Para usted, Cournot, el cine es Godard o Lelouch?
No vale la pena mencionar nada sobre esto. Hay pocos verdaderos ejemplos. Feuillade lo hacía, Thomas Ince, Stroheim... Ese cine casi se ha acabado... Tal vez empezó a desfallecer con el cine parlante. A grandes rasgos, la fecha de la capitulación pudo ser 1930.
A pesar de todo lo dicho, ¿usted se propone a hacer otro film?
Sí, claro...
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